sábado, 6 de febrero de 2010

¿Dónde estás?

No sé que tiene mi musa,
esquiva y complicada,
que cuanto más se aleja
y menos veo su mirada,
más quiero poder decirle,
desde el fondo de mi alma,
todo aquello que siento
cuando ella me falta.
Pero me encuentro mudo,
no me salen las palabras.
Mis dos manos lo intentan,
aunque no consiguen nada.
Y así es como yo me hallo:
en un mar lleno de ganas,
a la deriva, sin rumbo,
con las velas bien izadas
para surcar con tu aliento
hasta donde haya calma.
Sin olas de melancolía,
con tu luz sobre mi cara.
Y poder, al fin, escribir.